abril 13, 2008

Asaltando la solidaridad - Privatizando la educación

Por Noam Chomsky (Gracias al Darwin por pasar este artículo)

En los últimos 25 años, ha habido un ataque generalizado a la solidaridad, a la democracia, al derecho social o a cualquier cosa que interfiera con el poder privado; son muchos los objetivos. Uno de esos objetivos es indudablemente el sistema educativo. De hecho, un par de años atrás, ya los grandes inversores como Lehman Brothers y otros, mandaban a sus clientes folletos diciendo, "Mira, ya nos hemos encargado del sistema de salud; nos encargamos del sistema carcelario; el próximo gran objetivo es el sistema educativo. Podemos privatizar el sistema educativo, hacer mucho dinero de él."

Además, observemos que privatizándolo debilitamos el peligro, es algo así como una ética con la que debemos acabar, la idea de que tú te puedas preocupar por alguien más. Un sistema público de educación se basa en el principio de que unos se preocupan por otros. Te preocupa que el joven de la calle reciba una educación. Y eso se tiene que acabar. Esto es bastante parecido a las preocupaciones que tenían los obreros en las fábricas de Lowell, Massachusetts hace 150 años. Ellos trataban de detener lo que llamaban el nuevo espíritu de la era: "Enriquécete, olvídate de todo menos de ti mismo." Queremos detener eso. No somos así. Somos seres humanos. Nos preocupamos por otras personas. Queremos hacer cosas juntos. Nos preocupamos porque el joven de la calle reciba educación. Nos preocupamos de que otros tengan un camino, aunque no lo transiten. Nos preocupa la esclavitud infantil en Tailandia. Nos preocupamos por que una persona mayor pueda comer. Eso es seguridad social. Nos preocupamos por que otros puedan comer. Hay un gran esfuerzo en debilitar todo eso, en tratar de privatizar las aspiraciones para así controlar totalmente a la gente. Privatizando las aspiraciones estaremos completamente controlados. El poder privado va por su propio camino, el resto de las personas tienen que subordinarse a él.

Bueno, eso es parte del argumento para atacar el sistema de educación pública, que se está extendiendo rápidamente a las universidades. En las universidades hay un movimiento hacia la corporatización y esto tiene muy claros efectos. Se puede observar en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), donde enseño, lo puedes ver por todas partes. Se quiere crear, como en la industria, una fuerza de trabajo más flexible. Esto significa debilitar la seguridad. Significa tener mano de obra temporal y más barata, como estudiantes graduados, que no deben ser bien remunerados y que pueden ser descartados, son temporales. Está bien, ellos van a estar por aquí un par de años, luego los desechas y contratas a otros temporales. Esto afecta notablemente la investigación. Estoy seguro que lo puedes ver aquí, pero una institución de investigación como la que yo estoy, el MIT, lo puedes ver bastante claro. El financiamiento de entidades públicas se está reduciendo, incluyendo incidentalmente al Pentágono (de hecho principalmente al Pentágono) quien desde hace mucho había comprendido que su rol doméstico consistía en encubrir las transferencias de los fondos públicos en beneficio privado. Cuando la financiación va desde el Pentágono y la Fundación Nacional de Ciencia hacia las corporaciones, hay una transferencia evidente. Una corporación, digamos, una corporación farmacéutica no está particularmente interesada en invertir en una investigación que nos ayude a todos. Hay excepciones, pero en general, no va a querer invertir, digamos en biología fundamental, algo que podría ser de beneficio público y que todos podríamos usar dentro de 10 o 20años. Va a querer invertir en algo de lo cual pueda obtener ganancias, y más aún, ganancias a corto plazo. Hay una importante tendencia, -y perfectamente natural para las corporaciones inversoras-, al secretismo y a llevar a cabo más proyectos aplicables a corto plazo; proyectos propiedad de las mismas, cuyo uso y publicación puedan controlar como propietarios. Bien lo saben, técnicamente las corporaciones de inversión no pueden reclamar mantener el secreto, pero esto sólo técnicamente. De hecho sí pueden, con la amenaza de no invertir imponen el secretismo. Actualmente hay casos como este, tan dramáticos que han aparecido en el Wall Street Journal. Apareció un artículo en el Wall Street Journal, el verano pasado, puede que lo hayan visto, sobre el MIT, mi lugar. Lo que sucedió fue que un estudiante de ciencias de la computación rehusó responder a una pregunta en un examen. Cuando fue consultado por el profesor, dijo que sabía la respuesta pero que estaba bajo condición por otro profesor de no responderla, y la razón fue esa, en la investigación que él estaba realizando para este otro profesor, ya había trabajado en la respuesta a esa pregunta; pero quiso mantenerla en secreto porque ellos querían hacer dinero o alguna otra cosa con ella. Bueno, esto fue tan escandaloso que hasta el Wall Street Journal se escandalizó.

Pero este es el tipo de cosas que se pueden esperar cuando hay un movimiento hacia la corporatización. Después de todo, las corporaciones no son sociedades benevolentes. Como dijo acertadamente Milton Friedman aunque en otras palabras, la cúpula de directores de una corporación, de hecho tiene una obligación legal de ser un monstruo, un monstruo ético. Su obligación legal es maximizar los beneficios para los accionistas. No están obligados a hacer cosas lindas. Si lo estuvieran, seguramente sería ilegal, a menos que estuviera dirigido a apaciguar a la gente o a mejorar el intercambio comercial o algo. Esta es la forma en que funciona. No esperes que las corporaciones sean benevolentes, no más benevolentes de lo que podrías esperar de una dictadura. Quizás puedas forzarlas a que lo sean, pero el problema es la estructura tiránica, y como las universidades están tomando ese camino, debes esperar todos esos efectos.

Y uno de esos efectos, en cierta forma yo creo que el más importante, es el debilitamiento de la
concepción de solidaridad y cooperación. Yo pienso que eso es lo que radica en el corazón del ataque al sistema de escuelas públicas, el ataque a la seguridad social, el esfuerzo por bloquear cualquier forma de sistema nacional de salud, que ha estado funcionando durante años. Y, de hecho, esto ocurre en todas partes, y es comprensible. Si quieres "regimentar las mentes de los hombres, tal como lo hace el ejército con sus cuerpos", tienes que debilitar esas nociones subversivas de apoyo mutuo, solidaridad, simpatía, preocupación por la gente, etc, etc..

El ataque a la educación pública es un ejemplo. Yo no sé cómo funciona aquí, pero en Massachusetts, donde lo veo directamente, hay un ataque comparable en las universidades estatales, donde estudian trabajadores, gente que vuelve a la universidad luego de dejar a medias su carrera, madres que vuelven, gente de los ghettos urbanos, etc., etc. En eso consistíael sistema de universidades estatales, y esto está sufriendo un serio ataque por un interesante método. El método ha sido aumentar los estándares de entrada para las universidades estatales, pero sin desarrollar las escuelas. Entonces cuando no se desarrollan las escuelas pero se aumentan los estándares de entrada para las personas que están intentando seguir estudiando, es obvio lo que sucede. Tienes menor matrícula, y cuando baja la matrícula, tienes que recortar personal, pues recuerda que debemos ser eficientes, como las corporaciones. Entonces reduces el personal y recortas servicios, con lo cual puedes recibir a mucha menos gente todavía. Es como un proceso natural, y puedes ver dónde termina.

Termina con gente o bien no entrando a la universidad, o bien intentando averiguar de alguna manera, cómo gastar 30.000 dólares al año en universidades privadas. Y sabes lo que eso significa. Todo ello es parte del esfuerzo general, creo, de crear un orden socio-económico bajo el control del poder privado. Esto aparece por todas partes.

12 mayo 2000

abril 12, 2008

El problema de las divertidas series de Televisión

Original de Luis R. Delgado J., publicado en www.rebelion.org

Entre los temas a discutir sobre la programación de TV hay uno que destaca y llama la atención, el tema de las nuevas series de TV norteamericanas sumamente famosas sobre médicos, abogados, investigadores forenses, entre otras. Esto es evidente si tenemos en cuenta que muchos de estos programas tienen gigantescas audiencias en EEUU, son vistas en muchos países, son transmitidas por consorcios enormes tales como FOX o SONY y cuentan con altos presupuestos; un ejemplo elocuente es el siguiente, los actores estrellas de la serie ER sala de emergencias cobran 1 millón de dólares por capítulo, igualmente así fue en los últimos tiempos de la serie Friends, esto da una idea de las fabulosas sumas de dinero que estas series generan por concepto de publicidad.

Muchas de estas series reflejan algunos aspectos de la sociedad norteamericana, vicios y virtudes, destacando el papel jugado por algunas profesiones o por la familia, incluso en algunos momentos dejan reflexiones críticas sobre la sociedad urbana actual. Pero hay un detalle, ¿hasta qué punto estos programas de entretenimiento reflejan fielmente la realidad y son imparciales o críticos?, esto es bueno preguntárselo porque son producciones de enormes monopolios mediáticos como FOX y SONY fundamentalmente, y cuesta creer que estas empresas capitalistas les importe algún fin altruista o educativo, estamos hablando de las industrias culturales monopólicas y por lo tanto con intereses imperialistas, formando parte de todo un sistema de producción ideológica cuyo fin esencial es el mantenimiento del status quo.

En este sentido hay que determinar de que manera estas series pueden impactar ideológicamente sobre el público, para eso proponemos unas hipótesis en base a estudios que han hecho algunos intelectuales sobre la programación audiovisual.

Hay que destacar que la mayoría de estas series reflejan realidades escatológicas, sucias o lamentables, por ejemplo, si observamos una serie policial o de investigación forense lo que salta a la vista es una variedad permanente de crímenes, asesinatos que son necesarios resolver; si se trata de una serie médica, se destacan la presencia de múltiples enfermedades o accidentes que en muchos casos pueden ser mortales, los cuales también deben ser resueltos por médicos muy capaces; si la serie en cuestión se trata de una familia promedio, nos encontramos entonces con la presencia de un hijo drogadicto o una hija promiscua, o un esposo machista y una esposa alcohólica, o un matrimonio al borde del divorcio, es decir toda una realidad social patológica y ruin.

Ahora bien, de que se trata todo esto, si bien es cierto que estos hechos son realidades presentes en muchas de las sociedades occidentales, se trata fundamentalmente de elementos que buscan expresar la realidad social norteamericana, entonces vemos una sociedad maniquea donde hay una comunidad con males profundos pero hay instituciones pulcras, buenos policías e investigadores honestos, excelentes médicos sacrificados en un sistema de salud que da respuesta a “todos”. Por otro lado puede ser que nos encontremos con una sociedad que esta bien sustentada, pero se ve afectada por un conjunto de personas corrompidas, el sistema no tiene la culpa se trata de la existencia de personas “malas”. Muchas de estas series tienen por consiguiente un fin apologético al modo de vida norteamericano, que es bueno y ejemplar, pero se ve afectado por algunas personas criminales e inescrupulosas, que por supuesto no son expresión o la otra cara de la moneda del modo de vida norteamericano, sino que se trata de individualidades al margen de la ley del “buen Sistema”.

Pero esto es tan sólo parte de la apariencia ideológica, hay elementos más profundos y sutiles, pero que son efectivos en la perpetuación del status quo.

Por ejemplo, utilizando una argumentación dada por Ramonet (2003) para explicar los efectos ideológicos del cine catastrófico, podemos inferir que la proyección permanente a través de las series de TV de contenidos dramáticos, lamentables, escatológicos, infelices o estresantes buscan crear en el espectador la sensación y la seguridad que vive en el mejor de los mundos posibles, porque el individuo no ha sufrido ninguna de las experiencias negativas que se expresan en dichas series: nunca le han metido un tiro, tuvo un accidente automovilístico pero no le pasó nada, nunca le han matado a un hijo, la peor afección que ha tenido es una alergia, nunca ha tenido un familiar intoxicado con heroína, nunca su hija ha sido violada por un equipo de baloncesto, etc. Esta sensación de vivir en el mejor de los mundos posibles, crea entonces en seno de los espectadores una actitud pasiva frente a una sociedad que ciertamente esta plagada de contradicciones sociales profundas.

Por otro lado, la proyección continua, permanente por parte de estas series de TV de diversas y múltiples realidades negativas, hace que las mismas prácticamente se tornen como “habituales” y peor aun “naturales”, es decir, es normal la presencia de la delincuencia, que se va hacer la corrupción esta en todos lados, nadie está exento de una muerte violenta o producto de una terrible enfermedad, en fin se cierran los horizontes subjetivos para la construcción de una sociedad radicalmente distinta a la existente en la actualidad, otra forma muy perniciosa del mantener el estado actual de las cosas.

Un último elemento que quisiera considerar, está vinculado con los planteamientos de la técnica teatral de Bertolt Brech. Para este comunista alemán su propuesta consistía en la utilización de diversos mecanismos de distanciamiento tales como los apartes y las máscaras para evitar que el espectador se identificara con los personajes de la escena. Ya que él consideraba la “distanciación”, como esencial para el proceso de aprendizaje del público, dado que eso reducía su respuesta emocional y, por el contrario, le obligaba a pensar. Todo esto es precisamente lo contrario de lo que persiguen las series de TV, ya que estas buscan expresar una realidad especular, es decir, pretenden reproducir la realidad social del espectador para que este logre una identificación emocional con los personajes, lo cual impide profundizar todo proceso de reflexión. En este orden, el fin fundamental de las industrias culturales en el seno del Capitalismo no es el aprendizaje del público sino su enajenación ideológica.