enero 18, 2012

enero 17, 2011

mayo 24, 2009

Absurdo

500 personas en el mundo poseen mas dinero que si juntáramos lo que tienen las 416 millones de personas mas pobres del mundo. Est@s 500, son las personas mas ricas del planeta, personas "respetables", admiradas, "exitosas" (o por lo menos eso recita el script del sacrosanto capitalismo y anexas); Tomemos una de ellas, alguien muy conocido, me refiero a Carlos Slim Helú, su fortuna se calcula en aproximadamente 35 mil millones de dolares, ahora, la población mundial es de casi 6800 millones de personas; exacto, ya saben por donde voy, a un simple calculo matemático: si repartieramos todo ese dinero equitativamente entre toda la humanidad, incluyendo a Slim, cerrando las cifras, a cada persona le correspondería ¡5 millones de dolares!, y solo hablo de la fortuna de un individuo; y si juntáramos la fortuna de Slim, Warren Buffet y Bill Gates (los 3 mas ricos del mundo) juntaríamos algo asi como 112 mil millones de dolares, y si lo repartiéramos entre Tod@s, sería aprox. 16.5 millones por persona, creo que mas que suficiente para considerarse millonario (solo un egoísta o un simio podrían negarlo, si algún simio leé esto, no se ofenda por favor y siga acicalándose), ahora imagínate cuanto sería si incluyéramos a todos los millonarios que venera la revista Forbes.

Con el modelo socioeconómico actual imperante, la riqueza monetaria (si es que se le puede llamar riqueza a un montón de promesas imaginarias puestas en algo llamado dinero) del mundo cada día se reparte de manera mas inequitativa, los mas ricos se vuelven aun mas ricos, y los mas pobres se vuelven mas miserables (si es que existe la forma de volverse mas miserable) o mueren de hambre en el intento (¡hasta en eso son perdedores!, deberían de aprender a Carlitos Slim), y crecen cada día en número... bueno... en algo crecen ¿no creen?La contradicción

Alrededor de 3000 millones de personas viven con 2 dolares o menos al día; luego, imagina que ganas 2 dolares diarios, son 60 al mes, 720 al año, y, digamos que empezaste a trabajar a los 12 años en alguna fábrica de calzado marca Nike en Asia o México, y que vas a vivir, seamos optimistas, unos 70 años, en toda tu vida ganaras la fantástica cantidad de 41760 billetes verdes. Pero seamos realistas, es casi seguro que no vivirías 70 años en esas condiciones de pobreza. Y si te fue peor, viviste en la región subsahariana de África y seguramente no llegarías a los 50, muy probablemente no llegues ni a los 30, y te fue bien, porque no moriste como much@s, en el suelo, cuando aun eras un bebe, porque tu madre desnutrida y enferma no tenia fuerzas ni deseos de cargarte.

Este contraste tan detestable, es muy insultante para alguien que tenga un mínimo de ética humanista; es absurdo que unas pocas personas sean prácticamente dueñas del planeta y de sus habitantes. Además, esas élites empresariales y politicas se jactan de ser los filántropos por excelencia, pura demagogia; dicen querer erradicar la pobreza, dicen querer hacer un mundo mas equitativo, mentiras. Es una gran falacia, en el capitalismo la equidad no funciona, un sistema basado en la competencia individual nunca sera equitativo, el ganador necesita un perdedor para serlo (sin importar el perdedor, aquí solo valen los ganadores; la frustración y el llanto del perdedor nunca importan), y dicen los defensores del capitalismo, que de lo contrario la economía y el progreso de la humanidad se estancarían, aunque creo que olvidan que la competencia no es la única vía hacía el progreso (funciona para el progreso de unos pocos, y de manera nociva), también existen opciones como la solidaridad, la cooperación o el altruismo, por mencionar algunas. Así mismo, el objetivo de erradicar la pobreza desde el capitalismo, es una empresa, que en su esencia, es falsa, cínica e hipócrita; las grandes fortunas y capitales, no son mas que un vil producto de la explotación del proletariado, y resulta contradictorio saber que el sistema económico se desplomaría al no haber pobres y gente con recursos muy limitados como la clase media baja, que vive entre la pobreza y la ansiada estabilidad conformista y sedante de la clase media pequeño burguesa; sólo la pobreza, la desesperación, la locura y la ignorancia, conducen a aceptar empleos denigrantes, peligrosos, extenuantes o absurdos como muchas labores inútiles y sin sentido de muchos oficinistas o del llamado subempleo, recibiendo un salario raquítico o de miseria; ¿te das cuenta? sin jodidos, no habría a quien explotar, luego imagina, tal vez muchas fabricas y empresas tendrían escasez de personal, o no lo tendrían, muchas cosas no tendrían razón de ser sin sus mal pagados encargados, los cimientos del sistema serian públicamente cuestionados, tal vez la meta ultima del capitalista, tener dinero, sería alcanzada, pero, ¿donde gastarlo?con la desaparición de los pobres, muchos símbolos de status ya no tendrían sentido; sin pobres la manufactura de productos y la oferta de servicios entrarían en una gran crisis; todos tendrían suficiente dinero, pero para el individuo común no sería tan divertido como hoy, sin gente pobre, tal vez muchos restaurantes no tendrían meseros, cocineros o lavaplatos, sin ellos, el encanto de la servidumbre desaparece. Una forma de contrarrestar esto, es con salarios grandes, tal vez un lavaplatos cobraría lo mismo que un abogado, pero seamos realistas, eso nunca pasaría en el sistema capitalista y las implicaciones morales que esto conllevaría, causarían un cisma social. Otra forma, es eliminando esos puestos de trabajo, pero ahí, literalmente mutilas gran cantidad de sectores útiles para el mercado capitalista, y eso no es posible. A lo que me refiero, es que el capitalismo, guarda grandes contradicciones. Otra solución viable, seria utilizar la tecnología mas moderna para suplir esos huecos laborales, sin embargo, en la actualidad, no es posible al 100%, tal vez en el futuro, pero los gobiernos seguramente no querrían sortear los riesgos políticos y sociales de algo así sin tener el control y el status quo garantizado (me refiero, a mantener apendejada a la gente en general, como pasa hoy con la industria televisiva, por ejemplo), y no es fácil, hay miles de intereses, dinero y poder en juego. Todo esto, obviando muchos factores más, como por ejemplo, el hecho de que se necesitaría la producción de 3 o 4 planetas tierra para satisfacer las necesidades de consumo mundial, si toda la humanidad tuviera un ritmo de vida al estilo de un clasemediero estadounidense o de algún otro país hegemónico.

Una certeza: sin esperanza

Los ricos no dan señales de querer dejar su condición de poder y control, entre mas tienen, mas quieren; luego, los aparatos ideológicos de estado (escuela, familia, religión, etc), están diseñados para perpetuar este tipo de comportamiento basado en el individualismo, éxito cimentado en la competencia, en pocas palabras, EGOÍSMO. Es una pirámide maldita que nunca debió existir, los jodidos aspiran a ser clasemedieros y tener una vida mas o menos digna e ignorar sus carencias entre electrodomésticos a crédito; las clases medias mas "ambiciosas" (yo diría frustradas) sueñan con ser ricos, con el status, y temen caer en la pobreza, e ironicamente, los pobres solo les causan lastima o asco, aunado a que no quieren ser uno de esos desgraciados; mientras, el rico se hace mas rico a expensas de ambos, dirigiendo el mundo desde sus empresas y gobiernos.

Pero, ¿nos importan los demás? seamos ricos o pobres... ¿a quién le importan los otros?... Yo creo que a nadie, invariablemente, todos luchan casi exclusivamente por si mismos impulsados por su ego, luchan por dinero, éxito, status, reconocimiento, producto de una ideológica capitalista que mas bien se torna canibalista. Así es, miles de millones de vidas perdidas, y que se perderán, diseñadas para un objetivo vacío, obsesionadas con la falsa trascendencia del dinero y el éxito meramente personal, que mas bien es un fracaso colectivo; perdiendo su humanidad lentamente en absurdas o crueles rutinas; En un absurdo alimentado de sueños rotos, promesas de amor, esperanzas huecas y autoengaños complacientes que alimentan al ego colectivo e individual, que cada día se vuelve mas voraz e insensible.

Despierta... ¿puedes?... ¿quieres?....


[ Yo estoy bien, no me importa. Es su problema, Yo no puedo arreglarlo {lástima.limosna.ignorancia.egoísmo.miedo} Yo no quiero arreglarlo. No tengo que arreglarlo {humanidad.unidad} {individualismo.separación} No quiero. Estoy bien, si.. eso es, estoy bien así {ironía} Círculo vicioso del falso bienestar {?}. Necesito mas. Vuelvo a la farsa {venderme.comprar}]

Mis sueños yacen inertes
por el tedio de su melodía
que ensordece y embriaga amargamente
la soledad petrificante del abandono.


Olvidé las esperanzas al despertar,
ya que nadie estuvo ahí, ni estará.
¿Qué importa si es real?
nadie lo ve, ni lo verá.

Confié en su infinito amor,
pero solo encontre su infinita ausencia.
Fue relicario de mi Fe,
reflejo de mi deseo.
Fallida trinidad.
Fallida Humanidad.
¿Qué importa si falló?
¡A nadie le importó, ni le importará!
Nadie nos recordará...

marzo 17, 2009

¿Aceptas Este Contrato?

El siguiente video ilustra un texto anonimo escrito el 11 de septiembre de 2003, aludiendo al tan famoso 11-S (caida de las torres gemelas el 11-11-01). El original fue concebido en frances, y aborda una cruda reflexion anticapitalista, con una severa critica hacia la apatia, el egoismo y el ensimismamiento.



Texto Original

Ce texte inspiré a été envoyé par une personne anonyme à la radio "Ici et Maintenant" le 11 Septembre 2003.


Mes chers amis,

Le 11 septembre marque le triste anniversaire d'une catastrophe hautement symbolique pour l'humanité.

Peu importe nos croyances ou nos idées politiques, le système mis en place dans notre monde libre repose sur l'approbation tacite d'une sorte de contrat passé avec chacun d'entre nous, dont voici dans les grandes lignes le contenu:


1) J'accepte la compétition comme base de notre système, même si j'ai conscience que ce fonctionnement engendre frustration et colère pour l'immense majorité des perdants.

2) J'accepte d'être humilié ou exploité à condition qu'on me permette à mon tour d'humilier ou d'exploiter quelqu'un occupant une place inférieure dans la pyramide sociale.

3) J'accepte l'exclusion sociale des marginaux, des inadaptés et des faibles car je considère que la prise en charge de la société a ses limites.

4) J'accepte de rémunérer les banques pour qu'elles investissent mes salaires à leur convenance, et qu'elles ne me reversent aucun dividende de leurs gigantesques profits (qui serviront a dévaliser les pays pauvres, ce que j'accepte implicitement). J'accepte aussi qu'elle prélèvent une forte commission pour me prêter de l'argent qui n'est autre que celui des autres clients.

5) J'accepte que l'on congèle et que l'on jette des tonnes de nourriture pour ne pas que les cours s'écroulent, plutôt que de les offrir aux nécessiteux et permettre à quelques centaines de milliers de personnes de ne pas mourir de faim chaque année.

6) J'accepte qu'il soit interdit de mettre fin à ses jours rapidement, en revanche je tolère qu'on le fasse lentement en ingérant ou en inhalant des substances toxiques autorisées par les états.

7) J'accepte que l'on fasse la guerre pour faire régner la paix.
J'accepte qu'au nom de la paix, la première dépense des états soit le budget de la défense. J'accepte donc que des conflits soient créés artificiellement pour écouler les stocks d'armes et faire tourner l'économie mondiale.

8) J'accepte l'hégémonie du pétrole dans notre économie, bien qu'il s'agisse d'une énergie coûteuse et polluante, et je suis d'accord pour empêcher toute tentative de substitution s'il s'avérait que l'on découvre un moyen gratuit et illimité de produire de l'énergie, ce qui serait notre perte.

9) J'accepte que l'on condamne le meurtre de son prochain, sauf si les états décrètent qu'il s'agit d'un ennemi et nous encouragent à le tuer.


10) J'accepte que l'on divise l'opinion publique en créant des partis de droite et de gauche qui passeront leur temps à se combattre en me donnant l'impression de faire avancer le système. j'accepte d'ailleurs toutes sortes de divisions possibles, pourvu qu'elles me permettent de focaliser ma colère vers les ennemis désignés dont on agitera le portrait devant mes yeux.

11) J'accepte que le pouvoir de façonner l'opinion publique, jadis détenu par les religions, soit aujourd'hui aux mains d'affairistes non élus démocratiquement et totalement libres de contrôler les états, car je suis convaincu du bon usage qu'ils en feront.

12) J'accepte l'idée que le bonheur se résume au confort, à l'amour, au sexe, et la liberté d'assouvissement de tous les désirs, car c'est ce que la publicité me rabâche toute la journée. Plus je serai malheureux et plus je consommerai: je remplirai mon rôle en contribuant au bon fonctionnement de notre économie.

13) J'accepte que la valeur d'une personne se mesure à la taille de son compte bancaire, qu'on apprécie son utilité en fonction de sa productivité plutôt que de sa qualité, et qu'on l'exclue du système si elle n'est plus assez productive.

14) J'accepte que l'on paie grassement les joueurs de football ou des acteurs, et beaucoup moins les professeurs et les médecins chargés de l'éducation et de la santé des générations futures.

15) J'accepte que l'on mette au banc de la société les personnes agées dont l'expérience pourrait nous être utile, car étant la civilisation la plus évoluée de la planète (et sans doute de l'univers) nous savons que l'expérience ne se partage ni ne se transmet.


16) J'accepte que l'on me présente des nouvelles négatives et terrifiantes du monde tous les jours, pour que je puisse apprécier a quel point notre situation est normale et combien j'ai de la chance de vivre en occident. Je sais qu'entretenir la peur dans nos esprits ne peut être que bénéfique pour nous.

17) J'accepte que les industriels, militaires et politiciens se réunissent régulièrement pour prendre sans nous concerter des décisions qui engagent l'avenir de la vie et de la planète.

18) J'accepte de consommer de la viande bovine traitée aux hormones sans qu'on me le signale explicitement. J'accepte que la culture des OGM se répande dans le monde entier, permettant ainsi aux trusts de l'agroalimentaire de breveter le vivant, d'engranger des dividendes conséquents et de tenir sous leur joug l'agriculture mondiale.

19) J'accepte que les banques internationales prêtent de l'argent aux pays souhaitant s'armer et se battre, et de choisir ainsi ceux qui feront la guerre et ceux qui ne la feront pas. Je suis conscient qu'il vaut mieux financer les deux bords afin d'être sûr de gagner de l'argent, et faire durer les conflits le plus longtemps possible afin de pouvoir totalement piller leurs ressources s'ils ne peuvent pas rembourser les emprunts.

20) J'accepte que les multinationales s'abstiennent d'appliquer les progrès sociaux de l'occident dans les pays défavorisés. Considérant que c'est déjà une embellie de les faire travailler, je préfère qu'on utilise les lois en vigueur dans ces pays permettant de faire travailler des enfants dans des conditions inhumaines et précaires. Au nom des droits de l'homme et du citoyen, nous n'avons pas le droit de faire de l'ingérence.

21) J'accepte que les hommes politiques puissent être d'une honneteté douteuse et parfois même corrompus. Je pense d'ailleurs que c'est normal au vu des fortes pressions qu'ils subissent. Pour la majorité par contre, la tolérance zéro doit être de mise.


22) J'accepte que les laboratoires pharmaceutiques et les industriels de l'agroalimentaire vendent dans les pays défavorisés des produits périmés ou utilisent des substances cancérigènes interdites en occident.

23) J'accepte que le reste de la planète, c'est-à-dire quatre milliards d'individus, puisse penser différemment à condition qu'il ne vienne pas exprimer ses croyances chez nous, et encore moins de tenter d'expliquer notre Histoire avec ses notions philosophiques primitives.

24) J'accepte l'idée qu'il n'existe que deux possibilités dans la nature, à savoir chasser ou être chassé. Et si nous sommes doués d'une conscience et d'un langage, ce n'est certainement pas pour échapper à cette dualité, mais pour justifier pourquoi nous agissons de la sorte.

25) J'accepte de considérer notre passé comme une suite ininterrompue de conflits, de conspirations politiques et de volontés hégémoniques, mais je sais qu'aujourd'hui tout ceci n'existe plus car nous sommes au summum de notre évolution, et que les seules règles régissant notre monde sont la recherche du bonheur et de la liberté de tous les peuples, comme nous l'entendons sans cesse dans nos discours politiques.

26) J'accepte sans discuter et je considère comme vérités toutes les théories proposées pour l'explication du mystère de nos origines. Et j'accepte que la nature ait pu mettre des millions d'années pour créer un être humain dont le seul passe-temps soit la destruction de sa propre espèce en quelques instants.


27) J'accepte la recherche du profit comme but suprême de l'Humanité, et l'accumulation des richesses comme l'accomplissement de la vie humaine.

28) J'accepte la destruction des forêts, la quasi-disparition des poissons de rivières et de nos océans. J'accepte l'augmentation de la pollution industrielle et la dispersion de poisons chimiques et d'éléments radioactifs dans la nature. J'accepte l'utilisation de toutes sortes d'additifs chimiques dans mon alimentation, car je suis convaincu que si on les y met, c'est qu'ils sont utiles et sans danger.

29) J'accepte la guerre économique sévissant sur la planète, même si je sens qu'elle nous mène vers une catastrophe sans précédent.

30) j'accepte cette situation, et j'admets que je ne peux rien faire pour la changer ou l'améliorer.

31) J'accepte d'être traité comme du bétail, car tout compte fait, je pense que je ne vaux pas mieux.

32) J'accepte de ne poser aucune question, de fermer les yeux sur tout ceci, et de ne formuler aucune véritable opposition car je suis bien trop occupé par ma vie et mes soucis. J'accepte même de défendre à la mort ce contrat si vous me le demandez.

33) J'accepte donc, en mon âme et conscience et définitivement, cette triste matrice que vous placez devant mes yeux pour m'empêcher de voir la réalité des choses. Je sais que vous agissez pour mon bien et pour celui de tous, et je vous en remercie.


Si vous êtes contre, vous pouvez toujours mettre en oeuvre les ressources de l'amitié et de l'amour, de la fraternité et de la responsabilité partagée, réfléchir, concevoir, oser et tisser, comme le permet l'Internet... tout retard rapproche du néant.


Fait par amitié sur la Terre, le 11 septembre 2003

Elogio a la Publifobia

La lógica de la cosificación del capitalismo y su funcionamiento según los principios de "la sociedad del espectáculo" explica sus lazos con la publicidad

[Artículo publicado originalmente en la revista de L’association Mortibus n°1, marzo 2006]

La publifobia es un estado del espíritu, un arte para vivir, una protesta social y una revuelta de la mente contra la infamia. Las notas que siguen son algunos golpes de alfiler en la coraza del Tyranosaurus de la publicidad.

Publicidad y Capitalismo

La lógica de la cosificación del sistema capitalista y su funcionamiento según los principios de "la sociedad del espectáculo" explica los lazos profundos y estructurales entre el capitalismo y la publicidad.

¿La regulación de sus "excesos" es suficiente? Ciertamente, uno se alegra de toda medida que pone un freno a la codicia feroz de la publicracia y del los capitalistas, uno lucha por cada centímetro de espacio quitado a su despliegue y de cada pedazo de servicio público salvado de las privatizaciones. Pero nosotros soñamos -¡y no se prohíbe soñar!- con un mundo sin publicidad y sin la explotación capitalista.

En lo que me concierne, estoy convencido que la lógica del sistema de publicidad y el del sistema capitalista está íntimamente ligadas y que son, ambas, intrínsecamente perversas. Si el capitalismo -principalmente bajo su forma presente neoliberal y globalizado- tiende a la mercantilización del mundo, a la transformación de todo lo que existe -la tierra, el agua, el aire, las especies vivientes el cuerpo humano, las relaciones sociales entre los individuos, el amor, la religión- en mercancías, la publicidad sirve para vender esas mercancías, en someter las necesidades de los individuos a las necesidades mercantiles del Capital. Ambos sistemas participan del fetichismo de la mercancía, de la cuantificación monetaria de todo los valores, de la lógica de la acumulación permanente de bienes y de capitales, y de la cultura mercantil de la "sociedad de consumo".

La publicidad es, como nos lo explican a menudo, no sólo contaminante de los paisajes urbanos y rurales, sino también de las mentalidades; ella se encuentra no sólo en los envases y el correo sino también al interior de los cráneos de los individuos. Nada escapa a su influencia disolvente: se asiste, en nuestro tiempo, a la sumisión del deporte, la religión, la cultura, el periodismo, la literatura y la política a la lógica de la publicidad. El estilo, el método, los argumentos, la actitud publicitaria es omnipresente. Pero esta publicidad no es otra cosa que una herramienta, un instrumento del Capital para disponer de sus productos, para vender sus chapucerías, para rentabilizar sus inversiones, para ensanchar sus márgenes de ganancia, para ganar esas partes de mercado.

La publicidad no existe en el vacío: ella es una pieza esencial, un diente de rueda indispensable en el funcionamiento del sistema capitalista de producción y consumo. Sin el capitalismo, la publicidad no tendría ninguna razón de ser: no podría subsistir un solo momento en un sociedad poscapitalista. Y viceversa: un capitalismo sin publicidad sería como una máquina sin aceite en sus engranajes.

Se dice en los anaqueles: la publicidad no existió en los países con la economía burocráticamente planificada –países inexistentes después de la caída del Muro de Berlín en 1989- pero ella había sido reemplazada por una propaganda política falsa, no menos opresiva e inhumana. No es por azar que el más grande adversario intelectual al totalitarismo soviético, el escritor inglés George Orwell, fuera también un adversario irreductible a la publicidad capitalista, de la cual describe, con una lucidez impresionante, los mecanismos embrutecedores y degradantes en su novela Sigue el aspidistra volando.

Tomemos como ejemplo "las afinidades electivas" entre el capitalismo y la publicidad política de Estados Unidos -el país capitalista por excelencia. No sólo los candidatos en las elecciones gastan inmensas fortunas en publicidad electoral -que significa que solamente los ricos, o aquéllos sostenidos por los ricos, tienen chance de ser elegidos- sino que el estilo de sus campañas es enteramente copiado de la publicidad comercial. Nada se parece más a una campaña de publicidad del lanzamiento de un jabón, que el lanzamiento de un candidato a gobernador o presidente. No se preocupa por informar a los ciudadanos de un programa político, sino de promover una imagen, , un "look", una suerte de "marca" política. Tampoco es por mero azar si profesionales del mercadeo (marketing) toman a su cargo la campaña del candidato y producen el material de publicidad requerido: carteles, programas de televisión, etc. Eso que vemos en Estados Unidos, ocurre en muchos países de Europa y el mundo, como un proceso de "americanización" de la vida política y su transformación en competencia publicitaria.

Recordemos que las empresas capitalistas solicitan, financian y se benefician de las campañas de publicidad, y que "patrocinan" –es un decir ya contaminado por la publicidad-, la prensa, la televisión, las competencias deportivas o los eventos culturales. La publicidad juega el papel de mirador, de mediador, de sirviente celoso de los intereses del Capital. Capitalismo y publicidad son inseparable e indisolublemente los responsables y los promotores activos de la mercantilización del mundo, de la comercialización de las relaciones sociales, de la moneterización de los espíritus.

Eso no quiere decir, una vez más, que sea necesario esperar por la posible abolición del capitalismo para atacar a la publicidad. La lucha actual para poner frenos y límites a la agresión de la publicidad, se da de la misma manera que los adversarios del capitalismo se movilizan para ponerle medidas -como la tasa Tobin que le impone impuestos, por ejemplo- que frenan la codicia ilimitada del Capital. Cada pequeña victoria es un paso en la dirección del cambio del paradigma social y un avance en el sostenimiento de la conciencia individual.

¿Filosofía publicitaria?

Gracias a Robert Redeker, la filosofía tuvo éxito en esta tarea que parecía imposible: legitimar la publicidad. Ciertamente, el autor del punto de vista publicado por "Le Monde" del 12 de abril reconoce algunos peligros de la actividad de la publicidad: la colonización comercial del imaginario, la voluntad de evacuar del ser humano su complejidad y su profundidad. Pero son algunos aspectos secundarios: el balance de la publicidad globalmente es, bien y bonito, positivo.

Por ejemplo, negar la publicidad para "negar las ventajas de la mundialización": de hecho, la publicidad "desterritorializa a las sociedades y a los hombres más que cualquier otra práctica". No da ejemplos, pero se podría adelantar éste: gracias a la publicidad de McDonalds, las diferentes prácticas culinarias, cerradas y territoriales, fueron reemplazadas por una sola, planetaria: ¿no es eso formidable? Los altermunidalitas cree, ingenuamente, que su movimiento, sus Foros Sociales mundiales son una práctica que lleva a los hombres y a las mujeres más allá de las fronteras y las culturas; sin embargo, la publicidad de la Coca Cola -o de no importa que otro producto global- es mucho más eficaz, ya que ella forma "una suerte de lazo universal, entre aquellos hombres que se tienen los unos a los otros". La Coca-cola «encola» a los humanos: ¿no es esto una evidencia? ¡Los bebedores de Coca-cola de todos los países se unen! Podría entonces reemplazarse las palabras a la orden del día de los manifestantes de Seattle por ésas: "El mundo no es más que una mercancía."

Como lo muestra Redeker tan bien, los anti-publicidad son, en el fondo, los adversarios furtivos del orden capitalista liberal. Un mundo sin la publicidad sería un mundo "sin circulación de mercancías", sin "creatividad industrial", para resumir, el fin del mundo (capitalista). O, como se sabe bien, todo enemigo del sistema capitalista liberal puede ser sólo un guerrillero del "socialismo realmente existente", ese mundo en el que la publicidad había sido abolida a favor de la propaganda. Como lo había sostenido Margaret Thatcher: "No hay alternativas": si uno no quiere el Goulag, es necesario aceptar el capitalismo liberal -y por consiguiente, la bondad de la publicidad, diente de rueda indispensable del sistema.

Otro argumento importante avanzado por el filósofo: "suscitando el deseo, la publicidad humaniza, nos vuelve, por la misma razón, más hombres". ¿Por qué sólo los hombres? La publicidad humaniza también a las mujeres, mientras las muestra en las más variadas posiciones comercial y publicitariamente convenientes: denudas o vestidas, en cuatro patas en un prado, en el lomo de una máquina de lavar, etc. Sólo los pesimistas del espíritu y los guerrilleros del velo islámico podrían ver en estos bonitos ejercicios del arte de la publicidad una degradación del cuerpo femenino y una agresión sexista contra las mujeres.

De hecho, la lucha de los militantes anti-publicidad es una doble guerra "contra las imágenes -reinvirtiendo los clichés de una vieja iconoclastia- y contra los cuerpos". Su más ardiente deseo, es «cubrir nuestras ciudades, nuestros pasadizos del metro, de un velo monocorde de tristeza.» Algunos de esos militantes argumentan que no tienen nada contra las imágenes, sólo contra su manipulación comercial por la publicidad; ellos querrían que los colores del metro sean cubiertos de pinturas, poemas y otras formas de expresión artística –como, por ejemplo, en el metro de la ciudad de México. No hace falta revelar que nuestro filósofo critica el conformismo "orgulloso" de los intelectuales que obstinadamente se niegan a reconocer la calidad estética e intelectual de la publicidad. De todas formas, como su proyecto es utópico, sólo hay dos posibilidades: la belleza de la publicidad en nuestras calles y nuestros metros o "la chaqueta gris de totalitario y la tristeza rural".

En último análisis, observa Redeker, lo que motiva la publifobia es el odio a lo brillante (lo que se está además en el título del artículo): "que está en el cuerpo, en las ciudades y paredes del metro". ¡Bien visto! Los adversarios de la publicidad son algunos individuos obtusos, incapaces de asir el brillo de las interrupciones de publicidad en las películas de la TV; o el brillo multicolorido que se encuentra todas las mañanas en su caja de correo; o el brillo de los magníficos espectaculares de publicidad de decenas de cuadrados de metros, que esconden nuestros tristes paisajes, nuestros bosques grises y nuestra monótona floresta silvestre. Es sin duda el odio a los cuerpos lo que inspira su oposición a la publicidad que fomenta la necesidad de bebidas azucaradas y otros productos de comida que contribuyen a la obesidad de niños y adultos. Es necesario ser un guerrillero de las "formas más mórbidas de ascetismo" para no ver en la publicidad, una empresa tan alegre y tan feliz, más que una manipulación comercial insidiosa de mentes, conciencias y deseos.

En resumen, es necesario ser uno de esos utopistas rígidos y arcaicos, discípulos del mito primitivo del "buen salvaje", quien cree que "otro mundo es posible", para poder imaginar que un mundo sin la agresión publicitaria es posible.

Pienso que si las empresas publicitarias distribuyeran todos los años un Premio a la filosofía publicitaria, ciertamente Redeker merecería esta distinción. No veo nadie que pueda disputarle el primer lugar en semejante competencia.

Negra ingratitud

He aquí una noticia interesante: el resultado de una reciente investigación del instituto Gfk alemán sobre la actitud de los europeos frente a la publicidad. Parece que para la mayoría aplastante de los españoles (88,8%), de alemanes (83,6%) y de rusos (82,9%) hay, simplemente, demasiada publicidad. Lo mismo sucede, más o menos (el periódico no menciona números) la opinión de franceses, austriacos, belgas, polacos, suizos y suecos –en resumen, la mayoría de los europeos, con la excepción considerable de británicos. Peor: muchos de los europeos piensan que la publicidad no sirve para nada y una mayoría aplastante francesa (89%), belgas (87,8%), suecos, austriacos y españoles, estima que empuja a las personas a comprar productos de los que ellos no tienen necesidad.

Se trata, manifiestamente, de un error profundo. Como todos saben -o deben saber, en todo caso- la publicidad es un dispositivo esencial para el buen funcionamiento de nuestra economía del mercado. Ella es tan indispensable en nuestras sociedades de consumo como el aire que uno respira. Por otra parte, ella proporciona una información preciosa a los consumidores y les permite orientar, con conocimiento de causa, sus compras. Sin la ayuda airosamente ofrecida por la publicidad, ¿cómo podrían las personas escoger ellos en la infinidad de mercancías que los rodean? ¿Cómo sabrían qué marca de pasta dentífrica protege, por ejemplo, eficazmente contra la caries? Sin la publicidad, el individuo se condenaría simplemente a la ignorancia y a la perplejidad. ¿Por qué entonces esta pasmosa ingratitud, esta ingratitud caprichosa de europeos?

Otro sondeo, más reciente aún, nos muestra que 83% de franceses juzgan "molesta" los cortos de publicidad durante las películas u otras transmisiones. Ignoran, esos ingratos, que sólo gracias a las generosidad de la publicidad la totalidad de la cadena privada puede funcionar.

¿Cómo explicar tanta ingratitud, tanta mala voluntad, tanta ignorancia de la bondad indiscutible de la publicidad? ¿Por qué esta desconfianza, esta hostilidad sorda, este rechazo categórico hacia una actividad tan útil para el buen funcionamiento de toda la sociedad moderna? Misterios impenetrables de la opinión pública...

Estas cifras, que testifican un rechazo masivo y brutal, son fuente de preocupaciones. En la actualidad, esta mayoría aplastante contra la publicidad -alrededor del 80% de la población- permanece pasiva y desorganizada. No hace nada, no toma ninguna iniciativa, no participa en ninguna actividad acerca de esta cuestión. ¿Pero qué pasaría si una parte, incluso pequeño, de esta mayoría decidiera sostener actividades publifóbicas en los grupos conocidos por su resentimiento sistemático y obsesivo contra toda empresa de publicidad?

La acumulación de esta masa de negra ingratitud en el traspatio de nuestras sociedades es peligrosa. Es una masa inflamable que sería capaz, al contacto de una chispa, de explotar. La única esperanza es explicar pacientemente a las personas que ellos están equivocados, que una vida sin la publicidad sería inimaginable, y que ellos deben a la publicidad mucho de lo que hace bellas y modernas a nuestras ciudades y nuestras autopistas, dando la vitalidad bulliciosa de nuestros programas audiovisuales.

¿Por qué no más máscaras publicitarias?

Según un reciente artículo en la prensa, «los publicistas buscan invertir en nuevos espacios.» Por ejemplo, se preparan colgar algunos anuncios comerciales en un cohete espacial ruso, y para cubrir de una "película adhesiva impresa numéricamente" la fachada del hotel Georges V, e incluso la Torre Maine Montparnasse.

Todos eso es bien bonito, y probablemente contribuirá al embellecimiento comercial de la ciudad de París, pero uno tiene la impresión que a los publicistas les falta imaginación: ¿por qué ir a buscar en los espacios lejanos, cuando se tienen millones de metros cuadrados inexplorados, muy cerca de casa? Me refiero al inmenso espacio sin usar -desde el punto de vista de la publicidad- que representa la cara humana. ¿Imagine qué maravilla si las caras de millones de seres humanos -hombres y mujeres, jóvenes y viejos, o los mismos niños, ¿por qué no?- que en lugar de permanecer, como ahora, vacíos y comercialmente inexpresivos, se cubrieran de anuncios y promociones?

El punto no es la necesidad, de inconmensurables y costosas "películas adhesivas impresas numéricamente". Las simples máscaras serían suficientes, máscaras publicitarias cada centímetro cuadrado se alquilaría a una o varias marcas ansiosas de informar al público de sus últimos productos. Estas máscaras cubrirían toda la superficie de la cara -excepto, por supuesto, cuatro aperturas: dos para los ojos, uno a la altura de la nariz para la respiración, y una última para la boca. Los portadores de las máscaras de publicidad serían generosamente retribuidos y sólo tendrían por obligación desplegar bien su aviso de publicidad facial durante el día. Por la tarde, en el momento de acostarse, podrían, depende de ellos, quitárselo.

Un contrato bueno y debidamente formalizado se firmaría entre la empresa de publicidad y cada portador individual de la máscara, y se especificarían los derechos y deberes de este último. Las empresas tendrían a su disposición un cuerpo de inspectores encargado de verificar si se llevan bien las máscaras durante dieciséis horas por día, y podrían sancionar con multas a los individuos deshonestos que no respetaran su contrato y intentaran desnudar su cara.

En un primer momento, puede preverse que sólo los desempleados, o los miserables, aceptarían llevar esas máscaras, pero con el tiempo, y el efecto de la moda, se puede empezar a soñar que toda una parte de la población sería seducida por la elegancia del proceso y por la oportunidad de ganar fácilmente algo. Además, se permitirá a cada uno esconder, detrás de las imágenes espléndidas y los esloganes publicitarios, sus arrugas o verrugas, sus defectos. Los rostros no pasarían por más estados de inquietud, de angustia, de tristeza, ya que serían siempre frescos y joviales, además de que desplegarían algunas noticias buenas permanentemente: el último tipo de pasta dentífrica, el último modelo de automóvil, etc.

Y sobre todo, gracias a este método simple y aprovechable, las empresas de publicidad pondrían fin con una situación absurda, con un gasto insano: una inmensa superficie, de millones y millones de caras, inempleados, abandonados, vacíos -en una palabra, inútiles.

Más que correr detrás de un cohete ruso, ¿acaso no es más práctico, comercialmente eficaz, y económicamente rentable, cubrir de máscaras publicitarias ese enorme espacio facial? La palabra está en los profesionales de la "comunicación".

Traducción: Andrés Lund Medina
Fundación Andreu Nin


Fuente: lahaine.org , Fragmento del original

marzo 15, 2009

Aclaraciones sobre el Anarquismo (parte 1)

Hola a tod@s, el motivo de este post es para dilucidar poco a poco dudas y mitos sobre el anarquismo, sobre todo para la persona que comento en un post anterior, que a su vez agradezco su interes en postear aqui y expresar sus ideas.

Me apoyare en un conocido FAQ (Algo asi como "las preguntas mas recurrentes") sobre el anarquismo.

¿Qué es el Anarquismo?

"Anarquismo" y "anarquía" son sin duda las mas falsificadas ideas de la teoría política. Generalmente, estas palabras se usan para denotar "caos" o "desorden", y así pues, implican que los anarquistas desean el caos social y un retorno a la "ley de la jungla". Este proceso de falsificación no carece de paralelos históricos. Por ejemplo, en los países que han considerado necesario el gobierno por una persona (la monarquía), las palabras "república" o "democracia" han sido utilizadas precisamente como "anarquía", para implicar desorden y confusión.

Aquellos que tienen intereses creados en preservar el status quo es obvio que desearan dar a entender que la oposición al sistema en vigor no puede funcionar en la practica, y que una nueva forma de sociedad solo nos llevara al caos. Como lo expresa Errico Malatesta:

"Si se cree que el gobierno es necesario y que sin gobierno tiene que haber desorden y confusión, es natural y lógico suponer que la anarquía, que significa la ausencia de gobierno, tiene también que significar la ausencia del orden." Los anarquistas buscan cambiar esta opinión de "común" de la "anarquía" para que la gente se de cuenta de que el gobierno y demás relaciones sociales jerárquicas son dañinas e innecesarias. Puesto que cuando "la opinión cambia, y el publico se convence de que el gobierno no es necesario, sino mas bien extremadamente dañino, la palabra 'anarquía. precisamente porque significa 'sin gobierno, será igual que decir 'orden natural, armonía de las necesidades y los intereses de todos, libertad completa con solidaridad completa."

La palabra "anarquía" viene del griego, el prefijo A, que significa "no," "la falta de," "la ausencia de," o "la carencia de", mas archos, que significa "soberano," "director", "jefe," "la persona a cargo de," "comandante." Los términos griegos ANARCHOS y ANARCHIA quieren decir "no tener gobierno -- estar sin gobierno" [Angeles, Peter A.; El Diccionario De Filosofía Harper Collins, Segunda Edición, pp. 11-12.].

Como puede verse, el estricto significado original del anarquismo no es simplemente "sin gobierno". "Anarquía" significa "sin soberano" o mas en general "sin autoridad", y es en este sentido que los anarquistas han usado continuamente la palabra.

El anarquismo es primeramente un movimiento en contra de la jerarquía. ¿Por qué? Porque la jerarquía es la estructura organizante que da cuerpo a la autoridad. Dado que el estado es la "mas alta" forma de jerarquía, los anarquistas son, por definición, anti-estado; pero esto no es una definición suficiente del anarquismo.

Citando a Piotr Kropotkin, Anarquismo es "el sistema de socialismo sin gobierno ..." [Comunismo Anarquista: Sus Bases Y Principios]. Los anarquistas mantienen que la anarquía, la ausencia de soberanos, es una forma viable de sistema social y funciona para llevar al máximo la libertad individual y la igualdad social. Ven los fines de libertad e igualdad en mutuo apoyo.

El anarquismo es una teoría política que aboga por la creación de la anarquía, una sociedad basada en la máxima de "sin soberanos". Para llegar a ello, "[e]n común con todos los socialistas, los anarquistas mantienen que la propiedad privada de la tierra, el capital, y la maquinaria ha tenido su día; que esta condenada a desaparecer: y que todos los requisitos de producción deben de, y se convertirán en la propiedad común de la sociedad, y serán gestionados en común por los productores de la riqueza. Y ... mantienen que la organización política ideal de la sociedad es un estado de cosas donde las funciones del gobierno se reducen al mínimo ... (y) que la meta final de la sociedad es la reducción de las funciones del gobierno a la nada -- es decir, una sociedad sin gobierno, la anarquía" [Rudolf Rocker, Anarcosindicalismo].

Así pues el anarquismo es positivo y negativo. Analiza y critica la sociedad actual mientras que al mismo tiempo ofrece una visión de una nueva sociedad en potencia; una sociedad que lleva al máximo ciertas necesidades humanas que la actual niega. Estas necesidades, en lo mas básico, son libertad, igualdad y solidaridad.

Solo un sistema socialista-libertario (sistema social que cree en la libertad de acción, pensamiento y libre albedrío, en el cual los productores poseen el poder político y los medios de producción y distribución de bienes de propiedad) puede maximizar la libertad individual. No hace falta decir, la propiedad por el estado -lo que comúnmente se Llama "socialismo" - no es socialismo. De Hecho ese "socialismo" (URSS, Cuba, China) es simplemente otra forma de capitalismo, sin ningún contenido socialista, simple capitalismo de Estado. Noam Chomsky dice al respecto:

"Si la izquierda se entiende como incluyendo el 'Bolchevismo', yo entonces planamente me desasociaría de la izquierda. Lenin fue uno de los mayores enemigos del socialismo. [Revolución Roja Y Negra, numero 2].


El anarquismo se desarrollo en constante oposición a las ideas del Marxismo, la democracia social y el Leninismo. Mucho antes de que Lenin ascendiera al poder, Mikhail Bakunin advirtió a los seguidores de Marx en contra de "la Burocracia Roja" que instituiría "el peor de todos los gobiernos despóticos" si las ideas socialistas de Marx fuesen alguna vez implementadas."

No obstante, siendo socialistas, los anarquistas comparten algunas ideas con algunos Marxistas (aunque ningunas con los Leninistas). Los anarquistas aceptan generalmente el análisis y la critica de Marx sobre el capitalismo así como su teoría laboral de la valoración.




abril 13, 2008

Asaltando la solidaridad - Privatizando la educación

Por Noam Chomsky (Gracias al Darwin por pasar este artículo)

En los últimos 25 años, ha habido un ataque generalizado a la solidaridad, a la democracia, al derecho social o a cualquier cosa que interfiera con el poder privado; son muchos los objetivos. Uno de esos objetivos es indudablemente el sistema educativo. De hecho, un par de años atrás, ya los grandes inversores como Lehman Brothers y otros, mandaban a sus clientes folletos diciendo, "Mira, ya nos hemos encargado del sistema de salud; nos encargamos del sistema carcelario; el próximo gran objetivo es el sistema educativo. Podemos privatizar el sistema educativo, hacer mucho dinero de él."

Además, observemos que privatizándolo debilitamos el peligro, es algo así como una ética con la que debemos acabar, la idea de que tú te puedas preocupar por alguien más. Un sistema público de educación se basa en el principio de que unos se preocupan por otros. Te preocupa que el joven de la calle reciba una educación. Y eso se tiene que acabar. Esto es bastante parecido a las preocupaciones que tenían los obreros en las fábricas de Lowell, Massachusetts hace 150 años. Ellos trataban de detener lo que llamaban el nuevo espíritu de la era: "Enriquécete, olvídate de todo menos de ti mismo." Queremos detener eso. No somos así. Somos seres humanos. Nos preocupamos por otras personas. Queremos hacer cosas juntos. Nos preocupamos porque el joven de la calle reciba educación. Nos preocupamos de que otros tengan un camino, aunque no lo transiten. Nos preocupa la esclavitud infantil en Tailandia. Nos preocupamos por que una persona mayor pueda comer. Eso es seguridad social. Nos preocupamos por que otros puedan comer. Hay un gran esfuerzo en debilitar todo eso, en tratar de privatizar las aspiraciones para así controlar totalmente a la gente. Privatizando las aspiraciones estaremos completamente controlados. El poder privado va por su propio camino, el resto de las personas tienen que subordinarse a él.

Bueno, eso es parte del argumento para atacar el sistema de educación pública, que se está extendiendo rápidamente a las universidades. En las universidades hay un movimiento hacia la corporatización y esto tiene muy claros efectos. Se puede observar en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), donde enseño, lo puedes ver por todas partes. Se quiere crear, como en la industria, una fuerza de trabajo más flexible. Esto significa debilitar la seguridad. Significa tener mano de obra temporal y más barata, como estudiantes graduados, que no deben ser bien remunerados y que pueden ser descartados, son temporales. Está bien, ellos van a estar por aquí un par de años, luego los desechas y contratas a otros temporales. Esto afecta notablemente la investigación. Estoy seguro que lo puedes ver aquí, pero una institución de investigación como la que yo estoy, el MIT, lo puedes ver bastante claro. El financiamiento de entidades públicas se está reduciendo, incluyendo incidentalmente al Pentágono (de hecho principalmente al Pentágono) quien desde hace mucho había comprendido que su rol doméstico consistía en encubrir las transferencias de los fondos públicos en beneficio privado. Cuando la financiación va desde el Pentágono y la Fundación Nacional de Ciencia hacia las corporaciones, hay una transferencia evidente. Una corporación, digamos, una corporación farmacéutica no está particularmente interesada en invertir en una investigación que nos ayude a todos. Hay excepciones, pero en general, no va a querer invertir, digamos en biología fundamental, algo que podría ser de beneficio público y que todos podríamos usar dentro de 10 o 20años. Va a querer invertir en algo de lo cual pueda obtener ganancias, y más aún, ganancias a corto plazo. Hay una importante tendencia, -y perfectamente natural para las corporaciones inversoras-, al secretismo y a llevar a cabo más proyectos aplicables a corto plazo; proyectos propiedad de las mismas, cuyo uso y publicación puedan controlar como propietarios. Bien lo saben, técnicamente las corporaciones de inversión no pueden reclamar mantener el secreto, pero esto sólo técnicamente. De hecho sí pueden, con la amenaza de no invertir imponen el secretismo. Actualmente hay casos como este, tan dramáticos que han aparecido en el Wall Street Journal. Apareció un artículo en el Wall Street Journal, el verano pasado, puede que lo hayan visto, sobre el MIT, mi lugar. Lo que sucedió fue que un estudiante de ciencias de la computación rehusó responder a una pregunta en un examen. Cuando fue consultado por el profesor, dijo que sabía la respuesta pero que estaba bajo condición por otro profesor de no responderla, y la razón fue esa, en la investigación que él estaba realizando para este otro profesor, ya había trabajado en la respuesta a esa pregunta; pero quiso mantenerla en secreto porque ellos querían hacer dinero o alguna otra cosa con ella. Bueno, esto fue tan escandaloso que hasta el Wall Street Journal se escandalizó.

Pero este es el tipo de cosas que se pueden esperar cuando hay un movimiento hacia la corporatización. Después de todo, las corporaciones no son sociedades benevolentes. Como dijo acertadamente Milton Friedman aunque en otras palabras, la cúpula de directores de una corporación, de hecho tiene una obligación legal de ser un monstruo, un monstruo ético. Su obligación legal es maximizar los beneficios para los accionistas. No están obligados a hacer cosas lindas. Si lo estuvieran, seguramente sería ilegal, a menos que estuviera dirigido a apaciguar a la gente o a mejorar el intercambio comercial o algo. Esta es la forma en que funciona. No esperes que las corporaciones sean benevolentes, no más benevolentes de lo que podrías esperar de una dictadura. Quizás puedas forzarlas a que lo sean, pero el problema es la estructura tiránica, y como las universidades están tomando ese camino, debes esperar todos esos efectos.

Y uno de esos efectos, en cierta forma yo creo que el más importante, es el debilitamiento de la
concepción de solidaridad y cooperación. Yo pienso que eso es lo que radica en el corazón del ataque al sistema de escuelas públicas, el ataque a la seguridad social, el esfuerzo por bloquear cualquier forma de sistema nacional de salud, que ha estado funcionando durante años. Y, de hecho, esto ocurre en todas partes, y es comprensible. Si quieres "regimentar las mentes de los hombres, tal como lo hace el ejército con sus cuerpos", tienes que debilitar esas nociones subversivas de apoyo mutuo, solidaridad, simpatía, preocupación por la gente, etc, etc..

El ataque a la educación pública es un ejemplo. Yo no sé cómo funciona aquí, pero en Massachusetts, donde lo veo directamente, hay un ataque comparable en las universidades estatales, donde estudian trabajadores, gente que vuelve a la universidad luego de dejar a medias su carrera, madres que vuelven, gente de los ghettos urbanos, etc., etc. En eso consistíael sistema de universidades estatales, y esto está sufriendo un serio ataque por un interesante método. El método ha sido aumentar los estándares de entrada para las universidades estatales, pero sin desarrollar las escuelas. Entonces cuando no se desarrollan las escuelas pero se aumentan los estándares de entrada para las personas que están intentando seguir estudiando, es obvio lo que sucede. Tienes menor matrícula, y cuando baja la matrícula, tienes que recortar personal, pues recuerda que debemos ser eficientes, como las corporaciones. Entonces reduces el personal y recortas servicios, con lo cual puedes recibir a mucha menos gente todavía. Es como un proceso natural, y puedes ver dónde termina.

Termina con gente o bien no entrando a la universidad, o bien intentando averiguar de alguna manera, cómo gastar 30.000 dólares al año en universidades privadas. Y sabes lo que eso significa. Todo ello es parte del esfuerzo general, creo, de crear un orden socio-económico bajo el control del poder privado. Esto aparece por todas partes.

12 mayo 2000

abril 12, 2008

El problema de las divertidas series de Televisión

Original de Luis R. Delgado J., publicado en www.rebelion.org

Entre los temas a discutir sobre la programación de TV hay uno que destaca y llama la atención, el tema de las nuevas series de TV norteamericanas sumamente famosas sobre médicos, abogados, investigadores forenses, entre otras. Esto es evidente si tenemos en cuenta que muchos de estos programas tienen gigantescas audiencias en EEUU, son vistas en muchos países, son transmitidas por consorcios enormes tales como FOX o SONY y cuentan con altos presupuestos; un ejemplo elocuente es el siguiente, los actores estrellas de la serie ER sala de emergencias cobran 1 millón de dólares por capítulo, igualmente así fue en los últimos tiempos de la serie Friends, esto da una idea de las fabulosas sumas de dinero que estas series generan por concepto de publicidad.

Muchas de estas series reflejan algunos aspectos de la sociedad norteamericana, vicios y virtudes, destacando el papel jugado por algunas profesiones o por la familia, incluso en algunos momentos dejan reflexiones críticas sobre la sociedad urbana actual. Pero hay un detalle, ¿hasta qué punto estos programas de entretenimiento reflejan fielmente la realidad y son imparciales o críticos?, esto es bueno preguntárselo porque son producciones de enormes monopolios mediáticos como FOX y SONY fundamentalmente, y cuesta creer que estas empresas capitalistas les importe algún fin altruista o educativo, estamos hablando de las industrias culturales monopólicas y por lo tanto con intereses imperialistas, formando parte de todo un sistema de producción ideológica cuyo fin esencial es el mantenimiento del status quo.

En este sentido hay que determinar de que manera estas series pueden impactar ideológicamente sobre el público, para eso proponemos unas hipótesis en base a estudios que han hecho algunos intelectuales sobre la programación audiovisual.

Hay que destacar que la mayoría de estas series reflejan realidades escatológicas, sucias o lamentables, por ejemplo, si observamos una serie policial o de investigación forense lo que salta a la vista es una variedad permanente de crímenes, asesinatos que son necesarios resolver; si se trata de una serie médica, se destacan la presencia de múltiples enfermedades o accidentes que en muchos casos pueden ser mortales, los cuales también deben ser resueltos por médicos muy capaces; si la serie en cuestión se trata de una familia promedio, nos encontramos entonces con la presencia de un hijo drogadicto o una hija promiscua, o un esposo machista y una esposa alcohólica, o un matrimonio al borde del divorcio, es decir toda una realidad social patológica y ruin.

Ahora bien, de que se trata todo esto, si bien es cierto que estos hechos son realidades presentes en muchas de las sociedades occidentales, se trata fundamentalmente de elementos que buscan expresar la realidad social norteamericana, entonces vemos una sociedad maniquea donde hay una comunidad con males profundos pero hay instituciones pulcras, buenos policías e investigadores honestos, excelentes médicos sacrificados en un sistema de salud que da respuesta a “todos”. Por otro lado puede ser que nos encontremos con una sociedad que esta bien sustentada, pero se ve afectada por un conjunto de personas corrompidas, el sistema no tiene la culpa se trata de la existencia de personas “malas”. Muchas de estas series tienen por consiguiente un fin apologético al modo de vida norteamericano, que es bueno y ejemplar, pero se ve afectado por algunas personas criminales e inescrupulosas, que por supuesto no son expresión o la otra cara de la moneda del modo de vida norteamericano, sino que se trata de individualidades al margen de la ley del “buen Sistema”.

Pero esto es tan sólo parte de la apariencia ideológica, hay elementos más profundos y sutiles, pero que son efectivos en la perpetuación del status quo.

Por ejemplo, utilizando una argumentación dada por Ramonet (2003) para explicar los efectos ideológicos del cine catastrófico, podemos inferir que la proyección permanente a través de las series de TV de contenidos dramáticos, lamentables, escatológicos, infelices o estresantes buscan crear en el espectador la sensación y la seguridad que vive en el mejor de los mundos posibles, porque el individuo no ha sufrido ninguna de las experiencias negativas que se expresan en dichas series: nunca le han metido un tiro, tuvo un accidente automovilístico pero no le pasó nada, nunca le han matado a un hijo, la peor afección que ha tenido es una alergia, nunca ha tenido un familiar intoxicado con heroína, nunca su hija ha sido violada por un equipo de baloncesto, etc. Esta sensación de vivir en el mejor de los mundos posibles, crea entonces en seno de los espectadores una actitud pasiva frente a una sociedad que ciertamente esta plagada de contradicciones sociales profundas.

Por otro lado, la proyección continua, permanente por parte de estas series de TV de diversas y múltiples realidades negativas, hace que las mismas prácticamente se tornen como “habituales” y peor aun “naturales”, es decir, es normal la presencia de la delincuencia, que se va hacer la corrupción esta en todos lados, nadie está exento de una muerte violenta o producto de una terrible enfermedad, en fin se cierran los horizontes subjetivos para la construcción de una sociedad radicalmente distinta a la existente en la actualidad, otra forma muy perniciosa del mantener el estado actual de las cosas.

Un último elemento que quisiera considerar, está vinculado con los planteamientos de la técnica teatral de Bertolt Brech. Para este comunista alemán su propuesta consistía en la utilización de diversos mecanismos de distanciamiento tales como los apartes y las máscaras para evitar que el espectador se identificara con los personajes de la escena. Ya que él consideraba la “distanciación”, como esencial para el proceso de aprendizaje del público, dado que eso reducía su respuesta emocional y, por el contrario, le obligaba a pensar. Todo esto es precisamente lo contrario de lo que persiguen las series de TV, ya que estas buscan expresar una realidad especular, es decir, pretenden reproducir la realidad social del espectador para que este logre una identificación emocional con los personajes, lo cual impide profundizar todo proceso de reflexión. En este orden, el fin fundamental de las industrias culturales en el seno del Capitalismo no es el aprendizaje del público sino su enajenación ideológica.